La Oración es una de las herramientas más poderosas que el Hombre de fe posee para comunicarse y dialogar con Cristo Dios. Es un estado místico de unión con Dios que requiere de verdad interior.
No es lo mismo Orar que rezar, sobre todo si se repite en forma fría, sin amor, sin convicción y sin entender la profundidad de lo que se expresa. A través de la Oración vamos conociendo el Espíritu que nos habita, que es Dios viviendo en nosotros.
La Oración del Ser que se eleva a Dios, es siempre un Estado Espiritual, es decir: sin intenciones turbias, ni para cosas que no sean correctas y buenas, con apertura y con buena disponibilidad hacia la Voluntad de Dios. No debe forzarse ni hacer formal las palabras que dirigimos a Dios. Debe ser una conversación sincera, un diálogo abierto con JesúsCristo.
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