En el tema anterior tratamos cómo diferenciar el Pecado del Error y les mencioné que podemos superarlos con las llaves que Cristo nos deja, que son el Arrepentimiento y el Perdón.
Es muy importante saber el por qué debemos liberarnos de las cargas que ocasionan los errores y el Pecado, ya que con ellos se generan las “deudas y deudores” que se van acumulando en el transcurso de nuestra existencia y que nos afectan mucho más allá de ella.
Cristo siempre nos habla de asuntos espirituales y nos enseña que debemos liberarnos de lo que nos ata a otros por causas que nos han llevado a adquirir rencores, odios, venganzas, malos pensamientos… sufrir u ocasionar daños físicos, emocionales, psicológicos, etc… todo lo que provoque que perdamos la paz y libertad interior. Estas situaciones generan una cuenta pendiente que amarra al que provoca el daño, pero si el afectado responde de mala manera, también se liga a esta deuda… dejando una atadura que los une a ambos más allá de esta existencia. Esto es parte de una Ley de vida conocida como Karma.
Para Cristo el Arrepentimiento es un acto sincero, íntimo, que lleva a la toma de conciencia de los errores y/o pecados que hemos cometido, llegando a las causas o motivos más profundos que nos llevaron a actuar, pensar o sentir de manera contraria a nuestra coherencia de Fe.
Para llegar a las causas, es necesario mirarnos de manera autocrítica a nosotros mismos, con sentido de realidad, sin juzgarnos y con el firme propósito de encontrar lo que nos motivó a causar el daño. Si sumamos la honesta intención de no volver a caer en las mismas actitudes que causaron las deudas y deudores, con firmes propósitos de superación… nacerá en lo profundo de nuestro Ser, la necesidad de aplicar el Perdón.
El Perdón para Cristo es la segunda llave, que sólo será efectiva si llegamos a las causas del Arrepentimiento. El Perdón es la sanación que rompe las ataduras con otros, es la liberación de la deuda, es cortar los lazos que nos hacen daño y nos permite transitar libres.
Hay tres actos de Perdón: Pido perdón, perdono a otros y entrego a Cristo la situación para que se aplique la justicia divina. Es un asunto espiritual, que entrego en Oración a Cristo. Puedo pedir perdón o perdonar frente a frente, o a distancia, ante Cristo… incluso a quienes ya no están en este mundo.
Debemos confiar plenamente en Cristo Dios, ya que una vez que entregamos el perdón no debemos volver atrás y no dar cabida a la justificación. Así, podremos transitar libres de deudas y deudores… como Cristo nos enseña.
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